Poza en la Edad Moderna
La distribución de la sal se vio beneficiada por la fundación de la Cabaña Real de Carreteros por parte de los Reyes Católicos, fundación que perduró hasta el año 1836 y que favoreció notablemente el transporte y la seguridad en la red de caminos. Con los Austrias se introduce un cambio sustancial en la organización y la explotación de las Salinas: Felipe II decreta el estancamiento de la sal en 1564, iniciándose así un monopolio real que afecta a la venta dela sal, no a la propiedad sobre las salinas, y que sólo terminará en 1868 cuando caiga la Monarquía de los Borbones con Isabel II. Felipe II ordena construir el almacén de sal más antiguo de los tres que actualmente podemos ver en el Salero. A lo largo de estos siglos la Comunidad de Herederos de las Salinas, corporación de todos los propietarios, además de cumplir con sus cometidos habituales de organización y regulación de los trabajos del Salero, también tratará de hacer frente a los posibles abusos de la Corona.
El siglo XVI será un siglo de bonanza económica: Poza ya no verá limitada su producción de sal a favor de Añana y por tanto la explotación experimenta un notable crecimiento; se produce el estancamiento de la sal pero a cambio la Corona ejercerá su protección sobre la Villa y el Salero; la Villa pasa a ser Marquesado... Todo esto incide en el arte y la cultura:
En la iglesia parroquial y en el santuario de Pedrajas se realizan numerosas obras, la muralla ya se había remodelado en los siglos XIV y XV pero es en este siglo cuando los edificios comienzan a adosarse a la cerca para ganar espacio a medida que va perdiendo importancia su función defensiva, y es ahora cuando se construye el nuevo edificio del ayuntamiento en la Plaza de la Villa. Ya en este siglo en Poza está documentada una escuela de enseñanza elemental o de primeras letras situada en esa misma plaza, junto al Ayuntamiento, edificio con el que presenta una clara unidad constructiva. Es también destacable que Poza fue una de las poblaciones que dispuso de Cátedra de Latinidad ya en el siglo XVII, en un edificio que aún hoy existe en la calle de El Dómine, calle que recibe su nombre del preceptor que regentaba esta cátedra.
El siglo XVIII también será un siglo de esplendor, después de la recesión económica general sufrida durante el siglo XVII. Es el siglo en el que se lleva a cabo el mayor número de obrasciviles y religiosas en la villa, y en el que los monarcas ilustrados acometerán también unaimportante revitalización del Salero.
En 1786, durante el reinado de Carlos III, se comienza la construcción de la Casa de Administración de las Reales Salinas, que proyecta José Benito Cortés del Valle bajo la dirección de la Hacienda Real.
La obra finalizará con Carlos IV en 1789. Inmediatamente después se levantarán La Magdalena y Trascastro, dos de los tres almacenes de sal cuyos restos aún podemos ver en el Salero. Este monarca también impulsó la construcción de salinas, pozos, cañas y otro almacén en el desaparecido valle de Las Almendreras, y en agradecimiento a Carlos IV y a su Ministro de Fomento Miguel Cayetano Soler por estas obras públicas la Comunidad de Herederos de Salinas levantó frente al castillo el Picón de Santa Engracia en 1805.
Después de siglos de esplendor en época Moderna, la villa de Poza y sus salinas comienzan a sufrir un paulatino abandono a partir de finales del siglo XIX, hasta que en la década de los años 70 del siglo XX el trabajo de la sal definitivamente desaparece.
Las salinas de Poza de la Sal han sido declaradas Bien de Interés Cultural con la categoría de Sitio Histórico por Real Decreto 262/2001 de 22 de noviembre. Esta declaración y la construcción del Centro de Interpretación de Las Salinas suponen las bases para la protección, conservación y divulgación del Salero y de la explotación industrial, aunque artesanal, de la sal que durante siglos aquí se llevó a cabo.